Me pregunto en qué momento dejé de ser persona para ser muñeca de trapo.
Pedazo de carne, bonito trofeo.
Me pregunto en qué momento dejé de tener voz y ser objeto.
Inerte, inanimado.
Juegas conmigo como te place, sin cuidado, sin piedad.
Tirando y ajando mi tela, divirtiéndote a mi costa.
No soy más que un viejo trasto que no vale la pena conservar.
Ojalá volviese a ser humana para poder gritar.
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